sábado, 13 de abril de 2013

LLUVIA, VIENTO, Y ACCIONES PARA EL MANTENIMIENTO. Riesgos de vivienda


El primer día del mes de julio del año de 1659, Juan Chávez Seliceo, alarife de la ciudad de Zacatecas, se presentó ante el comisario del santo oficio de la inquisición, don Juan de Cárdenas, para jurar ante Dios y la Cruz, que haría con verdad la revisión de las casas que pertenecían al patronato de don Cristóbal de Zaldívar y Castilla. Se trataba de 3 casas de vivienda alta y 6 tiendas bajas; éstas se ubicaban enfrente de las casas reales. También formaba parte de ese patronato, otra casa que se encontraba en la plazuela del maestre de campo.
         A Juan Chávez lo acompañaba en la comisión, Juan de la Riva Zorrilla, notario del santo oficio. Su recorrido hacia las casas mencionadas lo hicieron sorteando charcos y saltando pequeños hilos de agua que arrastraba todavía trozos de excremento de los animales. Los acompañó también una menuda brisa que en algo humedeció sus ropas. Como ya estaba avanzado el día, encontraron de pie a los habitantes de las casas, hasta a los niños, quienes jugaban a mojarse. Hicieron las preguntas necesarias y las observaciones pertinentes, así como el registro de las mismas; se anotó, que todas las casas, especialmente una, a la que se había dado por llamar casas de Sevilla, tenían un alto grado de destrucción por efecto de las lluvias de temporada. Para esa fecha el tiempo de las aguas había llegado con toda violencia, y estaba dejando a don Juan de Cárdenas sin oportunidad para repararlas.
         Los niños más grandes de aquellas familias ponían atención, en silencio, a las órdenes de don Juan Chávez. Los más pequeños no pudieron asociar que su salida de aquellas casas estaba determinada por las condiciones materiales riesgosas de sus habitaciones. A los mayores por su parte, les quedó claro que podrían volver cuando se hubieran puesto tejamanil y latas nuevas.
         Una vez hecho el informe, Juan Chávez sugirió a don Juan de Cárdenas que esas construcciones debían atenderse antes que pasaran las aguas, porque de otra manera, otros 20 días de lluvias continuos, según sus cálculos, las echaría abajo. Los resultados de la visita que hizo Juan Chávez arrojó una orden que no se subestimó: que todas las personas que estaban habitándolas salieran de ahí para que no fueran a morir aplastadas si se caían los techos. La otra parte que se obtuvo fue el cálculo de 1,500 pesos de gastos, sólo para tapear de adobes y para la cubierta de tejamanil.
         El 3 de julio siguiente, don Juan de Cárdenas ordenó a Joaquín de Mezquia, quien tenía encargada la cobranza de los arrendamientos, que entregara el dinero para iniciar el mantenimiento, de lo que las mismas casas habían rentado. Por su parte, Juan Chávez recibió sus 4 pesos en reales de mano del comisario por los servicios prestados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario